martes, 6 de octubre de 2009

La monja pintora



“La continuidad del sobresalto amargo ensombrece de tediosa rutina el cielo del mundo. Y ¿quién espera ya que se abra ese techo de sombras a la voz que señala la Luz?

La lava insidiosa del escepticismo acecha cualquier rebrote de vida en nuestro suelo. Y ¿quién creerá que seguimos estando llamados a abrir en él senderos de esperanza?

Oficio de plañidera es ya el que alcanza mayor prestigio y reconocimiento pleno. Sólo parece razonable ser testigos del horror y la desmesura, de lo distorsionado y engañoso, de lo marginal y lo violento.

Y, sin embargo, la gran noticia ha sido pronunciada sobre nosotros; la tenemos en el corazón, y es preciso que esté también en nuestros labios…

… el Inmortal entregado devuelve al mundo la gran esperanza, la certeza de una vida en la eterna Belleza compartida”.


Isabel Guerra, la monja pintora, expone de cuando en cuando su obra llena de luz en la galería Sokoa de Madrid. El texto entrecomillado pertenece a la introducción de uno de los catálogos de la galería, pero lo firma ella.

Qué completos son los grandes artistas capaces de expresarse de manera excepcional con independencia del recurso, ya sea la pintura, la oratoria o la escritura. El talento reside dentro y se alimenta a través de la mirada contemplativa, inteligente, para salir con fuerza porque no puede contenerse aislado en el interior. Desborda por donde puede, por las costuras más débiles del espíritu, contagiando alrededor con toda la fuerza de su grito interior, que no necesita de sonido alguno para ser oido.

Y esto le pasa a Isabel, autodidacta también, pero envidiable en su sensibilidad y en su talento. A ver si vuelve por Sokoa o por donde quiera porque ya toca. Tengo ganas de ver sus últimas creaciones.

Cierro hoy con otro texto suyo, que inauguraba una exposición hace ya mas de 10 años. Cuánto mas me gusta lo que dice que lo que pinta, y cuidado que pinta como los ángeles…

“¿No lo notáis? Acerquémonos a la Belleza. Dejémonos iluminar por ella para irradiarla en torno nuestro, y podremos alcanzar la posesión de su infinita Verdad.

¡Alerta! Percibamos esa presencia. Está en nuestro entorno mas cotidiano. En la brisa suave que nos envuelve y conforta. Sigamos la estela de su paso ante nosotros caminando tras ella por sus huellas. Cuando quiera, nos volverá su rostro; y descubriremos en él el profundo secreto de nuestra existencia.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario