martes, 6 de octubre de 2009

Panorama sobre la Educación (OCDE, 2008)



Este fin de semana por fin he podido leer detenidamente los indicadores que recoge la OCDE sobre el panorama educativo español. Llevaba varios días queriendo meterles el diente. El informe, publicado en 2009, se fecha en 2008 y analiza datos que corresponden, según matiza, al curso académico 2005-06.

Aunque España todavía ocupa el vagón de cola respecto al resto de países europeos, lo cierto es que la tendencia de mejora y avance es espectacular, lo que, en un primer análisis impulsivo, nos podría llevar a concluir que la política educativa de los últimos años ha sido correcta.

Sin embargo, cualquiera que observe la realidad que nos rodea con cierto sentido de responsabilidad concluirá todo lo contrario. Uno tiene la impresión, cada dia mas, de que esta España democrática, lejos de crecer intelectualmente, se está embruteciendo a marchas forzadas.

¿Cómo puede entonces el informe de la OCDE reflejar la situación contraria? ¿no resultan ambas realidades incompatibles? Por desgracia, no. Todo parece indicar que la única obsesión del político ha sido la conquista del dato y no la formación del ciudadano; o lo que es peor, la conquista del dato incluso a costa de la formación del ciudadano. El sistema es fácil, pues basta con eliminar el nivel de exigencia. Fuera exámenes. Viva el aprobado general. Todo por el dato. La estadística lo primero. El político prefiere que se apruebe al que no sabe antes que enseñar al que no aprueba. Y así tenemos la España inculta, pero con título.

Caray con la OCDE y sus indicadores. Si uno gestionara el cuadro de mando de su empresa con los mismos criterios, me temo que duraría un cuarto de hora…

Menos mal que el fin de semana también ha servido para disfrutar del Parque Nacional de Monfragüe, de la luna llena y del pegajoso olor de la jara. Este año, puntuales como siempre, los venados berreaban sin temor a los exámenes ni a los datos de la OCDE.

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