Normalmente huyo de los best sellers como de la peste. Me pasa en todos los órdenes de la vida. Rara vez mi gusto coincide con el del común de los mortales y tengo para mí que, a medida que pasan los años, esta tendencia tiende a agrandarse. Cosas de viejo, supongo.
Sin embargo, en poesía suelo hacer una excepción. Quizás porque me cuesta mas acceder a autores noveles o porque me es más cómodo así, cada cierto tiempo me doy una vuelta por Hiperión, y compro los ·”recomendados”. Lo mismo hago con Visor y alguna otra editorial.
Tenía ganas de leer a Carlos Marzal pues lleva todo el año en los primeros puestos de la crítica con su “Ánima mia”. La verdad, me esperaba mas; tan alta expectativa me había creado que al final me ha quedado un sabor amargo. Menos mal que encontré “el abismo y el puente”, que ha merecido la pena y que, en mi opinión, se diferencia absolutamente del resto de poemas del libro. Dice así:
Es una invitación para el camino
Todo lo que separa dos distancias.
Entre ambos puntos, trazo yo mi recta,
Como entre dos conceptos mi metáfora.
Sólo quiero salvar, mientras lo estrecho,
El abismo que se abre en las palabras.
Palabras que persiguen consolarnos
De nuestra triste condición sin alas.
Pasar al otro lado del sentido,
Para poder ponerme en salvaguarda.
El mundo es lo que digo que es el mundo,
Aunque no acierte nunca a decir nada.
La vida se me aleja si la nombro,
Y sólo si la nombro se me alcanza.
¿No ves que estoy huyendo? Dame asilo.
Dame en tu corazón puente de plata.
Carlos Marzal. El abismo y el puente. Ánima mía.
Sin embargo, en poesía suelo hacer una excepción. Quizás porque me cuesta mas acceder a autores noveles o porque me es más cómodo así, cada cierto tiempo me doy una vuelta por Hiperión, y compro los ·”recomendados”. Lo mismo hago con Visor y alguna otra editorial.
Tenía ganas de leer a Carlos Marzal pues lleva todo el año en los primeros puestos de la crítica con su “Ánima mia”. La verdad, me esperaba mas; tan alta expectativa me había creado que al final me ha quedado un sabor amargo. Menos mal que encontré “el abismo y el puente”, que ha merecido la pena y que, en mi opinión, se diferencia absolutamente del resto de poemas del libro. Dice así:
Es una invitación para el camino
Todo lo que separa dos distancias.
Entre ambos puntos, trazo yo mi recta,
Como entre dos conceptos mi metáfora.
Sólo quiero salvar, mientras lo estrecho,
El abismo que se abre en las palabras.
Palabras que persiguen consolarnos
De nuestra triste condición sin alas.
Pasar al otro lado del sentido,
Para poder ponerme en salvaguarda.
El mundo es lo que digo que es el mundo,
Aunque no acierte nunca a decir nada.
La vida se me aleja si la nombro,
Y sólo si la nombro se me alcanza.
¿No ves que estoy huyendo? Dame asilo.
Dame en tu corazón puente de plata.
Carlos Marzal. El abismo y el puente. Ánima mía.
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