lunes, 20 de julio de 2009

Khalil Gibran



Hoy hace 40 años de la llegada del hombre a la luna, porque soy de los que piensan que verdaderamente llegamos, a pesar de Nixon. Los distintos debates sobre el asunto me llevan a reflexionar un rato sobre la eterna paradoja de que nada sabemos de nuestro universo exterior y mucho menos aún del interior. Y aunque percibimos un progreso veloz y un cambio permanente, lo cierto es que este hecho no ha variado sustancialmente en los últimos cincuenta años.

En qué buen momento releo un cuento de Khalil Gibran, uno de los que pertenecen a su obra “el loco”, escrita directamente en inglés. Se llamaba el astrónomo y dice así:

“A la sombra del templo vimos un amigo mío y yo a un ciego que estaba allí sentado a solas.
Y dijo mi amigo:
- Mira, ahí tienes al hombre mas sabio de la tierra.
Me separé de mi amigo, me acerqué al ciego, le saludé y nos pusimos a hablar los dos.
Cuando hubo pasado un rato, le pregunté:
- Perdona mi pregunta, pero, ¿desde cuando eres ciego?
- Desde que nací – me contestó.
- ¿Qué sendero de sabiduría sigues?- le dije.
- Soy astrónomo – contestó.
Y poniéndose las manos en el pecho, añadió:
- Sí, contemplo todos los soles, todas las lunas y todas las estrellas que tengo aquí dentro.”


Gibran, autor de “el profeta”, libanés, nieto de maronita (en alguna ocasión tengo que hablar de los maronitas), hombre excepcional que, como casi todos los hombres excepcionales, vivió poco y murió en Nueva York, en 1931, con sólo 48 años. Estupendo pintor tambien, vió como se quemaba toda su obra en una exposición. Lejos de desanimarse ante la adversidad, decidió comenzar de nuevo, creando desde aquel momento una obra mucho mas madura.

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