martes, 31 de marzo de 2009
Chile
La primera vez que llegué a Chile fue en 1996. Luego hubo muchas otras visitas, pero ninguna como aquella, cuando oí por vez primera los nombres de Caupolicán y de Lautaro, y el significado de un “toki”. Cuando leí con interés a Neruda, y visité sus tres “chozas” de Santiago, Isla Negra y Valparaíso. Nunca había visto un hueso de Nerval, y allí lo ví. Allí probé el picoroco y el curanto chiloeño.
Cobre, mucho cobre. Vino, carne, marisco, pescado, y un pueblo preparado. Una isla en el continente: desierto, cordillera, mar y hielo… Atacama, La Serena, Chiloé, Valparaíso, Puerto Montt… Pascua y Juan Fernández, la isla que los chilenos atribuyen como morada de Robinson Crusoe.
Si alguna vez dejo España, seguro que me encontraréis en la tierra de los araucanos y de Pedro de Valdivia.
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