miércoles, 24 de junio de 2009

Taxista en KL


Me ha gustado mucho poder intercambiar opiniones con Belén Romana, mujer fuerte, admirable, madre de cuatro hijos, directora general de estrategia de Ono, consejera de Banesto, de Acerinox, etc…Un punto interesante su visión del momento, donde no vale con esperar a que escampe porque las cosas, tras la tormenta, nunca volverán al lugar en el que las dejamos antes de la crisis. Y un punto su visión sobre la determinación y la necesidad de “mojarse” en la empresa y por la empresa, incluso por encima de intereses particulares de uno mismo cuando estos intereses no son legítimos, o, incluso, cuando, siéndolo, no son razonables.

No a tantos directivos y empresarios que solicitan a gritos flexibilización laboral desde la seguridad de su salario millonario y su blindaje irrenunciable.

Y sí al esfuerzo y a la alegría de aquel taxista de Kuala Lumpur, que tantas veces me llevó de un sitio a otro con su monótono pero constante silbido que aún, de cuando en cuando, retumba en mis oídos. Dormía en el taxi, pues su casa estaba a 200 kilómetros de la ciudad en la que trabajaba y sólo la visitaba para ver a los suyos una vez por semana. Le traté muchas horas durante unos cuantos dias y, pese a que no tenía nada (salvo el coche en el que vivía) nunca me pareció un hombre triste. Más bien todo lo contrario.

2 comentarios:

  1. Desde luego, Rafa, de todos los ponentes Belén Romana fue la que habló más desde el corazón, con lo que sus palabras tuvieron una resonancia especial en el auditorio. Debió de ser interesante vuestra conversación, porque se juntaron dos almas grandes.
    Lo del taxista me ha recordado "Al filo de la navaja" de Somerset Maughan, donde el protagonista, rico al principio, acaba siendo un feliz taxista en Nueva York después de una intrincada búsqueda de la verdad en India.
    Mariano.

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  2. Mariano, no sé por qué pero uno tiene la sensación de que la Verdad está mas a flor de piel (más visible) en Oriente que en Occidente... aunque es solo mi visión particular... habría que darse una vuelta por África... Abrazo,

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