lunes, 11 de mayo de 2009

Diplomacia


Mientras se dirime en qué puerto desembarcarán los 13 piratas somalíes apresados por el ejército español y mientras se resuelve el galimatías jurídico que impide tomar medidas contundentes para resolver un problema de importancia creciente en aguas internacionales, trato de analizar por qué nos pasan siempre a nosotros estas “inocentadas”. Y eso que España puede presumir de tener juristas con experiencia y conocimientos al más alto nivel mundial.

Y de un problema jurídico, que puede costarnos el prestigio internacional, saltamos a otros problemas jurídicos – o mejor dicho, judiciales- que pueden costarnos algo mas que el prestigio.

Los que hemos vivido muy de cerca el crecimiento hasta llegar a la mayoría de edad de la Audiencia Nacional, vemos con preocupación cómo determinados magistrados necesitados de ciertas dosis de presencia mediática hacen saltos mortales por autoproporcionársela en cantidad suficiente. Y todo ello, sin importar cualquier derivada que pudiera producirse.

Me gustaría poder entender qué pinta España, o su judicatura, admitiendo a trámite querellas contra altos cargos israelitas por acciones en la franja de Gaza; o contra funcionarios de los EEUU por actividades en Guantánamo; o contra el gobierno chino por los últimos acontecimientos vividos en el Tibet.

No niego que la ambigüedad de los enunciados en la Ley Orgánica del Poder Judicial no den cabida a la procedencia procesal de las cuestiones planteadas. De lo que sí estoy seguro es de que ninguna de estas querellas admitidas desembocarán en sentencia satisfactoria para ninguna de las partes.

Mientras tanto, estas acciones aisladas que sólo alumbran fugazmente la vanidad de determinados jueces-estrella, no hacen otra cosa que torpedear a nuestra diplomacia y, lo que es mas grave, a las relaciones comerciales de España con terceros países.

No hace mucho tiempo reclamaba Xulio Rios en el diario El País, una mayor inteligencia para convertir en realidades las estupendas relaciones que mantenemos hoy, por ejemplo, con el gobierno chino. Cuánto ha ayudado a ello César Alierta, cuánto se lo debe agradecer Zapatero y cuánto debemos esforzarnos por conseguir inversiones chinas para España y por facilitar las nuestras en tierras chinas.

No sé por qué me da la sensación de que los políticos que a esto deben dedicarse no se han enterado todavía de cuál es su misión verdadera.

1 comentario:

  1. Muy bueno Ralph. Totalmente de acuerdo. Es mas, a veces hay que saltarse la norma. No por nada, sino porque probablemente se diseñó para otra cosa...

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