Nada ha ocurrido más importante para los medios en estos últimos días que la noticia de la aparición de la nueva cepa H1N1 de la gripe porcina.
Se han escrito dislates de lo mas variopintos: desde la teoría de la “guerra química”, hasta la tesis que defiende que estamos ante una medida impulsada por Obama para devolver favores electorales a algún industrial, pasando por la maquiavélica propuesta de defender que se trata de una idea proveniente de la última reunión del club Bilderberg, adelantada este año unas semanas por la necesidad de tomar medidas urgentes frente a la crisis mundial…
Se han cancelado temporalmente los viajes internacionales. Yo mismo encuentro serios problemas para cerrar la agenda de mi viaje a Japón de la próxima semana. Tantos, que creo que lo voy a tener que aplazar unos dias. Pero pese a todo, creo que esta vez se ha reaccionado bien, con prontitud. Por muy incómodas que sean determinadas medidas, la prudencia es una obligación para aquellos que tienen la responsabilidad de velar por la salud general.
Prefiero pensar que las cosas ocurren a veces porque sí, y punto. Y que todas las medidas de prudencia, por excesivas que parezcan, deben ser aplicadas, pues nada perdemos siendo precavidos y mucho ponemos en riesgo si las cosas se tuercen. Esta vez, las cosas se han hecho bien.
Se han escrito dislates de lo mas variopintos: desde la teoría de la “guerra química”, hasta la tesis que defiende que estamos ante una medida impulsada por Obama para devolver favores electorales a algún industrial, pasando por la maquiavélica propuesta de defender que se trata de una idea proveniente de la última reunión del club Bilderberg, adelantada este año unas semanas por la necesidad de tomar medidas urgentes frente a la crisis mundial…
Se han cancelado temporalmente los viajes internacionales. Yo mismo encuentro serios problemas para cerrar la agenda de mi viaje a Japón de la próxima semana. Tantos, que creo que lo voy a tener que aplazar unos dias. Pero pese a todo, creo que esta vez se ha reaccionado bien, con prontitud. Por muy incómodas que sean determinadas medidas, la prudencia es una obligación para aquellos que tienen la responsabilidad de velar por la salud general.
Prefiero pensar que las cosas ocurren a veces porque sí, y punto. Y que todas las medidas de prudencia, por excesivas que parezcan, deben ser aplicadas, pues nada perdemos siendo precavidos y mucho ponemos en riesgo si las cosas se tuercen. Esta vez, las cosas se han hecho bien.
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