Giorgio de Chirico (1.888-1.978), mitad griego, mitad italiano, no fue un genio pero fue genial, por su entusiasmo y por su originalidad.
Buen pintor, aunque no excepcional, fue también, por lo visto, escritor y algo filósofo, un hombre completo, y uno de los grandes artistas de la primera mitad del siglo XX. Un pintor inquieto y, como tal, buscador constante y en constante evolución.
Lideró, no sé si conscientemente, la “escuela metafísica” y su mayor contribución, en mi opinión, fue la influencia incuestionable que ejerció sobre Dalí y Magritte, ambos inmortales. Sin Giorgio De Chirico, Dalí no habría sido Dalí y Magritte no habría sido Magritte. Y ese es su mérito.
Echo en falta en nuestros dias un "De Chirico" que inicie el cambio de tendencia que tanta falta nos hace en lo económico, en lo político y en lo social.
En la imagen, “la vuelta de Ulises”, de 1968, cuando ya estaba de vuelta de todo.
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