lunes, 27 de abril de 2009

Ryunosuke Akutagawa



Si no hubiera sido porque Akira Kurosawa decidió llevar “Rashomon” al cine en 1951 ganando el festival de Venecia, probablemente Ryunosuke Akutagawa (1892-1927) sería un absoluto desconocido en Europa. Yo llegué a él, sin embargo, por otro camino, a través de su maestro o inspirador, el gran Soseki, del que ya hablaremos en otra ocasión.

Traigo hoy al escritor japonés por casualidad. He leído estos dias atrás la biografía, deliciosa, que hizo Stephan Zweig sobre Montaigne, publicada por Acantilado. Esta biografía, quizá mas que ninguna otra, nos aporta casi mas datos sobre el autor que sobre el biografiado. Era la última obra que escribió Zweig antes de suicidarse y, por tanto, destila emoción por los cuatro costados.

Y esto mismo le ocurría a Akutagawa. Fue un escritor inteligente pero, sobre todo, persona; capaz de sentir y de emocionarse, se obsesionaba con llegar a lo más profundo del alma. Decidió casarse por amor desoyendo los consejos que su entorno le daba al recomendarle otra pretendiente mas conveniente para su desarrollo social y profesional. Víctima de una esquizofrenia cada vez más aguda, se quita la vida a los 35 años de edad.

Curiosamente el escritor nipón se une a la larga lista de escritores nacidos en el último cuarto del siglo XIX, que no pudieron o no quisieron asumir la realidad que se les venía encima: el propio Zweig (1881), Virginia Woolf (1882), Kafka (1883), Marina Tsvetaieva (1892)…

Recomiendo la lectura al menos de “el dragón”, “los amantes” y “en el bosque“.

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